​​​​Me llamo Fernando Román Areán y vine al mundo en Ourense en el año 1961 siendo realmente muy joven. Sigo naciendo de nuevo cada día y, en ocasiones, en lugares diferentes.

 Hasta bien cumplidos los treinta no me interesé por la fotografía, de modo que empecé siendo un “principiante veterano”; hoy, menos (¿?) de lo primero y bastante más de lo segundo, hasta el punto de que ya ni recuerdo como se despertó ese interés en mí (mi mujer, argentina, diría “… y de a poco, che”). Bueno, la verdad es que no importa: nunca es demasiado tarde para iniciar un camino. Así que poco a poco  y tras muchos cursos, talleres, exposiciones (de otros), libros (también de otros) y, sobre todo, muchas fotos, la fotografía se fue transformando en una de mis mayores aficiones que, además, compagina muy bien con otra que ya tenía: recorrer el mundo en el que vivo; ahora, con mi cámara al hombro; por cierto, excelente compañera… nunca discutimos. De este modo, la fotografía me sirve para recordar, recrear e, incluso, crear imágenes de las infinitas maravillas que voy encontrando en el camino y que no dejo de transitar aunque no sepa muy bien hacia donde me lleva; al final, creo, lo que importa no es tanto la meta como el propio camino.

 Bueno amigos, para terminar le daré un “toque erudito” a esta particular semblanza citando, a modo de pequeño homenaje, al primer fotógrafo que realmente me “IMPRESIONÓ”: el maravilloso Ansel Adams quien dijo, por ejemplo: “No tomas una fotografía, tú la haces.” Luego, vinieron más.